Tríada paranoica!!!

Hola! a ver me gustaría aclarar que YO no soy Dreida. Los tres especímenes son partes de cualquier personalidad. La de la autoestima exagerada en momentos de euforia, la miedosa y la pesimista y autoexigente.
Lo único que une a Dreida conmigo son las pocas habilidades sociales que tiene y la introversión, por lo demás no se parece en nada xD
Así que nada aquí está el segundo capi, espero que os guste!

Muaa*

~~~~~~*******************



DING DONG!

Dreida salió hacia la puerta murmurando contra sus amigas imaginarias. La abrió con mala cara y se encontró con el mismo chico de antes.

Chico: ¿Estabas hablando sola?
Dreida: ehm, no ¿y tú?
Chico: bueno pues me lo habré imaginado…
Dreida: ¿a que has vuelto?
Chico: a verte si te parece, que me has dado otra cosa en vez de la novela
Dreida: ¿ah si? Pues perdona, pasa pasa.
Chico: me da miedo….
Dreida: pues quédate ahí en la puerta
Chico: no, entro entro
Dreida: no tardo



El chico vio como Dreida desaparecía por el pasillo. Entró en el estudio lentamente mirando a su alrededor. La estancia tenía un aire melancólico. Poca decoración, pocos muebles. Tenue luz…
El comedor, el salón y la cocina estaban juntos. Una barra separaba la cocina del resto de estancias. La poca luz que entraba venía del balcón. Junto al balcón había un rincón donde había una mesa de estudio llena de papeles desordenados, algún lápiz por el suelo, garabatos en servilletas.
El chico se acercó al rincón y se dio cuenta de que en una de las paredes había un mural precioso. Una hada dibujada sobre una hoja en medio de un paisaje lleno de árboles y naturaleza. El dibujo estaba lleno de detalles y perfectamente dibujado.

-¿Qué miras?- oyó que le decía una voz a su espalda.

El chico se giró bruscamente como si lo hubieran sacado de otro mundo y dijo: -Ehm…pues este dibujo en la pared.

-¿Te gusta?- preguntó Dreida con curiosidad.
-¿Lo has hecho tu?- preguntó él sin darle tregua.
-Sí…- dijo ella casi murmurando.

Dreida se acercó donde estaba el chico, se quedó detrás de él mirando el dibujo. Y un poco absorta dijo: - El dueño de la casa no me dejó al principio, lo tuve que convencer.
El chico se giró y los tímidos rayos de sol daban en la cara de Dreida iluminándola especialmente. Se miraron a los ojos fijamente y él desvió la mirada: -es… muy bonito.
Ella notó como se ruborizaba y para cambiar de tema dijo: -eh…aquí tienes el capítulo, perdona la confusión.

-No te preocupes- dijo él acelerando el paso hacia la puerta.
-Espera te acompaño.
-No te molestes…

Al llegar a la puerta el chico la abrió rápidamente para irse cuando oyó:

-¡Perdona! No me has dicho como te llamas

Se detuvo de golpe, se giró y dijo: -me llamo Izan…